jueves, 11 de noviembre de 2010
Una relación tormentosa
Es bastante probable que la mayoría de vosotros hayáis oído hablar de la relación que hubo entre dos de los artistas más influyentes durante la II República Española: Federíco García Lorca y Salvador Dalí. Continuando con la entrada que subió hace unos días nuestra compañera Patricia Lozano Sánchez, he decidido poneros un característico y apasionante ejemplo, aprovechando el carácter de nuestra carrera.
Dalí y Lorca se conocieron en la famosa Residencia de Estudiantes de Madrid. Lorca, seis años mayor que Dalí, se enamoró perdidamente de él desde el primer momento en que lo vio. Surgió la amistad entre ellos, al igual que comenzó con Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Pedro Salinas o cualquiera de los escritores que podáis englobar dentro de la generación del 27. Sin embargo, la amistad entre Lorca y Dalí pronto se hizo más intensa que cualquier otra. Es importante señalar que entre ellos dos había otro punto que influyó bastante en su relación: Luis Buñuel.
Lorca nunca hizo secreta su homosexualidad, y el amor que sentía hacia Dalí era bien conocido en su entorno, incluso por este último, sin embargo, Salvador nunca se consideró homosexual, lo que Lorca respetó profundamente. Aún así, esto no impidió que su relación se estrechara de manera inigualable. A pesar de que Dalí nunca admitió su amor hacia Lorca, y que su relación se conozca como la historia de amor no consumada, no podemos estar seguros de la inexistencia de cierto acercamiento físico, puesto que Dalí, en una entrevista, declaró, explícitamente: "Lorca intentó darme por culo". Según él, lo rechazó, y Lorca lo aceptó.
No estamos muy seguros de la influencia que Lorca pudiese tener en Dalí, pero lo que sí podemos afirmar es que Salvador tuvo una enorme repercusión en la obra de Federico, llegando a creer, incluso, que el Poeta en Nueva York que hoy tenemos en nuestras manos, tiene como causa directa al pintor. En una de sus cartas, Dalí le dijo a Lorca que su Cancionero y su Romancero gitano se alejaban de la tendencia surrealista que imperaba en aquella época, y que, con el talento que tenía, debía dejarse de "pintoresquismos". Y, por supuesto, Lorca le hizo caso.
Volviendo a sus cartas, son numerosas las que conservamos, aunque solo por parte de Dalí, pues la familia de Lorca las oculta, ya que nunca han sido partidarios de airear la vida sexual del autor, por muy poco que esto le importase a Federico en vida. Así pues, conociendo a un Dalí extrovertido pero frío a la hora de las relaciones interpersonales, nos sorprende encontrar a un Salvador romántico y pasional. Lo que nos desconcierta cuando oímos lo que él mismo se empeñó en asegurar: que Lorca y él nunca mantuvieron una relación física.
Este es un ejemplo de las muchas muestras del afecto y el cariño que le profesaba Dalí a Lorca, y que encontramos en sus cartas.
Adiós, te quiero mucho, algún día volveremos a vemos, ¡qué bien lo pasaremos!
Escribe. Adiós, adiós. Me voy a mis cuadros de mi corazón.
Pero, como antes he dicho, existía una tercera persona -muy influyente- en su relación: Luis Buñuel. El afamado guionista y director de cine no soportaba a Lorca. Veía con malos ojos que intentase que Dalí aceptara su supuesta homosexualidad, y en muchas ocasiones trató de alejarlo de él, lo que casi consiguió. Buñuel y Dalí desarrollaron la película "Un perro andaluz", cuyo título parece una clara ofensa hacia el escritor granadino.
Tras siete años separados, Lorca y Dalí volvieron a verse, y a pesar de las tiranteces anteriores, no pudieron evitar compenetrarse como lo hacían antes, y su amistad volvió a resurgir. "Somos dos espíritus gemelos. Aquí está la prueba: siete años sin vernos y hemos coincidido en todo como si hubiéramos estado hablando diariamente..."
Sin embargo, con la llegada de la guerra civil llegó Gaya, la mujer de Dalí, y parece que la supuesta relación que pudiese haber entre ellos, más alla de la amistad, cesó, pero su profundo cariño mutuo permaneció, lo que podemos comprobar en la profunda huella de dolor que dejó en Dalí la muerte de Lorca. Podemos encontrar alusiones al escritor en alguno de sus cuadros, como Afgano invisible, cuadro donde vemos la silueta de Lorca, invisible:
El año pasado se rodó en nuestro país una película sobre la relación entre estos dos ya míticos personajes: "Little ashes", encarnando Robert Pattinson a Salvador Dalí y Javier Beltrán a Federico García Lorca. ¿Podemos fiarnos del retrato de la relación entre Lorca y Dalí que nos da esta cinta? ¿Son fiables todos los datos? Lo dejo a vuestra elección:
Por último, querría terminar con unos versos escritos por Lorca, situados en su Oda a Salvador Dalí, que, sin duda, expresan todo el amor que sintió por él. Espero que los disfrutéis:
¡Oh, Salvador Dalí de voz aceitunada!
Digo lo que me dicen tu persona y tus cuadros.
No alabo tu imperfecto pincel adolescente,
pero canto la firme dirección de tus flechas.
Canto tu bello esfuerzo de luces catalanas,
tu amor a lo que tiene explicación posible.
Canto tu corazón astronómico y tierno,
de baraja francesa y sin ninguna herida.
Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua
el miedo a la emoción que te aguarda en la calle.
Canto la sirenita de la mar que te canta
montada en bicicleta de corales y conchas.
Pero ante todo canto un común pensamiento
que nos une en las horas oscuras y doradas.
No es el Arte la luz que nos ciega los ojos.
Es primero el amor, la amistad o la esgrima
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¡Vaya entrada tan increíble, Marina! Verdaderamente interesante, sobre todo tratándose de estos dos Grandes.
ResponderEliminarA ver si te aplicas el cuento y vamos a la exposición.
De verdad, una entrada maravillosa.