Esta semana hemos empezado con el reinado de Felipe IV, el más duradero de la dinastía de los Austrias (44 años). Proclamado el Grande o el Rey Planeta, porque se decía que iba a ser el más exitoso, sin embargo en esta época acaba la hegemonía de España en Europa, debido a la guerra constante de la Europa protestante y la católica, cediéndola a Luis XIV, rey de la pujante Francia.
Este reinado también destacó por compartir la responsabilidad de los asuntos de Estado con el Conde-duque de Olivares (1621-1643). En su estancia en el poder se dedicó a reformar la vida pública, fomentar la economía (El Gran Memorial de 1524, Castilla como modelo de poder), mejorar la hacienda e impulsar la formación de un ejército común (La Unión de Armas de 1525), todo para mantener su poder real en Europa. Sin embargo, la última reforma fracasó ya que la monarquía se encontraba en un conflicto religioso con la Europa Central: La Guerra de los Treinta Años.
Desde 1618 a 1648, Europa entra en una guerra que marcará épocas posteriores. Todo empieza en Bohemia, donde a cuya nobleza protestante, en su mayoria, le habían impuesto un emperador católico. La rebelión no tardó en producirse. Fernando II, emperador de Bohemia pidió ayuda urgente a España. Fue en 1621 cuando, al ser Felipe IV rechazado por las Provincias Unidas como posible soberano de Bohemia, España responde. Pronto a una guerra que empieza por motivos religiosos se le unen causas políticas. A partir de 1627, Dinamarca y Suecia se suman a los enemigos de España, pero Francia no tarda en ayudarles. El conflicto se extiendo por Lorena, Italia, Provincias Unidas y Centreuropa, donde se produden importantes derrotas como la de Las Dunas (1639) y Rocroi (1643). En 1648, se firma la Paz de Westfalia en la que se reconoce la Independencia de las Provincias Unidas, a excepción del Flandes católico que permanecerá bajo el dominio español hasta 1713. En 1659 se firma la paz de Los Pirineos, donde Felipe IV le cede el Artois y el Rosellón a Francia.
Pero ahí no acaban los problemas para la Monarquía Hispánica. En 1640 se produce una crisis interna con las revueltas de Cataluña, Portugal, Nápoles y una conjura en Andalucía.
- En Cataluña, los catalanes rechazan la ayuda a España respecto a la guerra, entendiéndolo como una ruptura de la posición catalana en el conjunto de la Monarquía. Llegaron a proclamarse república y más tarde Principado de Cataluña, cuyo rey sería Luis I (Luis XIV de Francia). El conflicto se anunciaba largo y de difícil resolución.
- En Portugal, en 1640 se produce una conspiración encabezada por la nobleza portuguesa, en la que proclaman a Juan IV de Braganza como rey. Hasta la década de los 60, Felipe IV no puede atender este frente detenidamente. Se producen las derrotas de Castelo Rodrigo (1664) y Villaviciosa (1665). Es en 1668, cuando Portugal consigue la independencia con el Tratado de Lisboa.
- En Andalucía, se descubre un plan del duque de Medina Sidonia y Portugal para anexionar algunos territorios. El intento de rebelión se fundamentaba en el descontento de la nobleza y elpueblo y las malas condiciones de vida. Debido a que Andalucía no era un pueblo de tradición política independiente, la conspiración fue deshecha.
- En Nápoles, en 1627, comienza una revuelta liderada por Masaniello, contra la subida de impuestos.
Estimada Marina: revisa las fechas del Gran Memorial y de la Unión de Armas.
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